LA NOSTALGIA NO ES UN BUEN REGALO DE NAVIDAD

 

Los protagonistas de la Navidad son los niños. Sobre esta afirmación, hay pocas dudas.

Tampoco creo que existan muchas controversias sobre los comentarios que suelen hacerse sobre estos días que tenemos ya encima: La Navidad no es lo que era, la Navidad ha perdido su esencia, se ha banalizado, la Navidad solo sirve para gastar dinero o frases como: qué ganas tengo de que se pasen estos días, o vaya lío de cenas y comidas…

Pero… es esto lo que piensan nuestros hijos o, nuestros nietos?, así lo ven ellos?.

Cuidado con lo que transmitimos, porque podemos meter la pata.

Cuando fuimos niños, el día que nos daban las vacaciones de Navidad, íbamos a casa locos de contentos porque ya nos quedaban pocas cosas para terminar de adornar el árbol, iban a venir los primos y los tíos que vivían fuera a comer y cenar todos juntos,  y esperábamos que llegaran pronto los reyes magos.

¿Quién no tiene algún recuerdo precioso de esos días?, aquél regalo de reyes que te parecía imposible que te lo trajeran? o aquella construcción con la que soñabas y que por fin se hizo realidad la mañana del 6?, o la cabalgata, cuando tu padre intentaba que el rey Melchor te subiera a su caballo? o el frío que se pasaba en las Gaunas cuando llegaban en helicóptero sus majestades con sus trajes, sus coronas y sus barbas largas y… aquellas cenas en las que los niños no estorbábamos sino al revés, parecíamos ser el centro de la mesa y era la noche que más tarde en nuestras vidas  nos acostábamos? y además dormíamos muchos en una habitación…

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Aunque hayan pasado muchos años, todo parezca haber cambiado, la tecnología nos invada y el materialismo haya sustituido a muchos valores familiares, los niños siguen siendo niños con unas estructuras cognitivas tan inmaduras que les permiten aceptar como reales la magia y las fantasías más inverosímiles, y son capaces de luchar a capa y espada con los amigos mayores sobre la verdad verdadera de realidad de los Reyes Magos.

Nuestros hijos son iguales de lo que fuimos nosotros, y nuestros padres intentaron hacer todo aquello que nos diera felicidad, y si no, volvamos a los recuerdos que tenemos de nuestras navidades infantiles, seguro que esbozamos una sonrisa al reencontrarnos con ellos.

Ahora podemos tener nostalgia de muchas cosas, seguro que en nuestro entorno más cercano hemos ido perdiendo a personas muy queridas con las que compartíamos las navidades, y el dolor que esto produce se manifiesta más abiertamente en estos días, es difícil evitarlo y tampoco tenemos porqué hacerlo, echar en falta a personas que nos quisieron es sano, y mantener su recuerdo es incluso aconsejable emocionalmente, pero cuidado, trascendamos a ese dolor porque la nostalgia y el negativismo no son regalos o actitudes que nuestros hijos esperan en estos días.

Vamos a proponernos salvar las dificultades con un buen ejercicio de tolerancia y un: “qué más da” para estos días, que nos fortalecerá y permitirá un mayor acercamiento de todos aquellos con los que queremos estar más unidos.

Los niños con su porosidad permeable captarán buenas sensaciones y disfrutarán, como mínimo, igual que nosotros lo hicimos en Navidad y serán recuerdos imborrables que permanecerán con ellos a lo largo de toda la vida.